La educación a distancia


La escuela en línea en Europa:

¿sólo una respuesta a la emergencia o

también el inicio de una nueva fase para la educación?

Silvano Marseglia

A finales de febrero salimos de la normalidad y de repente nos encontramos en una emergencia sanitaria. Era una situación impensable y completamente excepcional. Para evitar la propagación del virus, fue necesario cerrar las escuelas, impidiendo la actividad presencial.

Los profesores y los alumnos se vieron envueltos en una enseñanza a distancia que no había sido probada ni organizada antes y que no contaba con una norma de referencia.

Inmersos repentinamente en esta nueva realidad, los maestros se han dedicado cuidadosa y generosamente a reconvertir la actividad docente. Ciertamente fue un trabajo duro y exigente que ha dado y está dando, sin embargo, buenos resultados.

De hecho, gracias al compromiso de los profesores, lo digital está permitiendo a las escuelasconcluir el año escolar. Los profesores han confiado en su experiencia y profesionalidad, mostrando un gran sentido de la responsabilidad al hacer suyas las herramientas tecnológicas con las que continuar el camino didáctico-educativo. Su papel ha sido muy importante y decisivo. De hecho, son ellos los que, además de impartir la lección, han tratado de sintonizar con los alumnos, a pesar de las dificultades de la distancia.

Los límites

La enseñanza a distancia no es ciertamente capaz de sustituir la plenitud de una acción educativa y pedagógica. Aunque es eficaz, no puede dar el calor humano de la agregación, ni da un sentido de pertenencia a la escuela.La asistencia a la escuela sigue siendo absolutamente fundamental en cuanto comunidad educativa y no puede ser reemplazada por la tecnología.

Este tiempo de emergencia, entre otras cosas, ha exacerbado las desigualdades. Desde el cierre de las escuelas, algunos alumnos han quedado excluidos de la enseñanza a distancia y ya no han seguido el camino escolar iniciado, debido a numerosos problemas, como la marginación social, la pobreza, la falta de tecnología de la información y el atraso cultural de las familias. Se ha producido una nueva forma de dispersión: la digital.

Inicio de una nueva etapa para la escuela

Esta situación representa sólo el comienzo de una de las mayores revoluciones educativas de la historia. La escuela del futuro, de hecho, no será para nada como antes. En cuanto a la organización, la enseñanza, la seguridad y la salud, la escuela ya ha cambiado. Se necesitará valor para el futuro, no tener miedo de lo que se puede trasladar a la educación a distancia. La escuela debe tener este coraje, debe ser capaz de crear un nuevo espacio y un nuevo tiempo en el que los estudiantes no sólo serán oyentes pasivos sino protagonistas activos. La enseñanza a distancia requerirá un completo rediseño del camino educativo.

Ha comenzado una revolución en la que el eje de la formación ya no es el profesor que enseña, sino el estudiante que aprende. La enseñanza ha ganado una flexibilidad desconocida en las tradicionales lecciones frontales, programas rígidos y estándares codificados de evaluación. En la escuela del tercer milenio habrá espacios virtuales digitales y talleres de aprendizaje colectivo.

Sin lugar a dudas, el aprendizaje a distancia no puede representar una solución sustitutiva para las actividades escolares, pero podrá apoyar la enseñanza presencial para facilitar la comprensión de temas específicos.


Este momento también ha demostrado la importancia de habilidades clave de la ciudadanía: las competencias digitales y la autonomía para aprender a aprender. Quienes tienen competencias digitales están más capacitados para acceder a los conocimientos. Si las competencias clave de la ciudadanía serán elementos fundamentales para la enseñanza, tendremos que revisar la forma en que enseñamos. Los estudiantes tendrán que ser más autónomos en su camino de aprendizaje, pero también más activos, verdaderos protagonistas del aprendizaje.

El nuevo papel del maestro

El profesor de hoy, frente a las tecnologías multimedia, ya no tiene la comodidad de una verdad absoluta en virtud de la cual puede justificar su papel ante los jóvenes, la sociedad en su conjunto y él mismo; sino que debe sustituir esta forma de legitimidad, que ha desaparecido, por otras formas, como la profesionalidad, la capacidad de enseñanza, la competencia que proviene de un mayor nivel de conocimiento, si quiere tener la garantía de que su trabajo tenga sentido y significado.

Un profesor que quiera estar en sintonía con las necesidades de una escuela cambiante, cada vez más caracterizada por la presencia de las nuevas tecnologías, debe:

  • Estar preparado para el cambio.

  • Ser competente para construir y reconstruir continuamente los objetivos a alcanzar. 

  • Proponer la innovación. Debe actuar como un agente de transformación social.

La evaluación

El aprendizaje a distancia ciertamente también plantea problemas para la evaluación. La escuela tendrá la tarea de calibrar el sistema de evaluación, adaptándolo a las necesidades reales de los usuarios y a los cambios en la metodología, en la impartición de la enseñanza y en las estrategias de educación y capacitación.

La evaluación es importante porque afecta a la promoción del éxito educativo de los alumnos. La evaluación construye y modifica la imagen del yo: cambia las perspectivas futuras; refuerza o disminuye la confianza; influye en las historias individuales.

¿Evaluar un curso o medir los conocimientos? 

Creo que hoy más que nunca el tema no debe ser lo que evalúo sino a quién evalúo, sabiendo que detrás de ese nombre hay una historia, una condición, un sufrimiento, un malestar.